Existe una historia que no podemos leer con los ojos, acurrucados cómodamente en nuestro sillón preferido, sino mediante el tacto, con un leve toque de los dedos sobre una superficie delicadamente imperfecta y, justo por eso, fascinante y repleta de significado.

Es la historia de Mélange y de las otras cinco colecciones que Ragno ha reunido en una recopilación llamada Storie, que sabe a materiales antiguos, al polvo de los talleres artesanales y a largas jornadas de trabajo intenso y acompasado.

Las colecciones Storie se basan en una tradición que nos encantaría volver a ver en nuestras casas modernas y funcionales. Mélange, como las demás historias recopiladas, traduce mediante la cerámica industrial una sugestión lejana, consolidada durante siglos de labores manuales.

Cuando hablamos de azulejos marroquíes, es imposible no pensar en una mezcla de colores intensos y superficies brillantes que se materializan ante nuestros ojos por el simple efecto de la imaginación y el recuerdo, con su típica pátina vidriosa imperfecta, legible en tres dimensiones, que reacciona con la luz en cada momento del día.

El formato 10×10, articulado en nueve variantes cromáticas con nombres que evocan una atmósfera muy precisa (Oltremare, Acquamarina, Bianco, Bordeaux, Beige, Teal, Kaki, Glicine, Nero), crea en la pared un dibujo regular y dinámico al mismo tiempo.

Este efecto se debe a la solución tecnológica especial adoptada para definir los bordes de cada elemento, que son perfectamente rectos a pesar de presentar una irregularidad intencional.

La imperfección se convierte así en una característica estética dominante que se manifiesta incluso en detalles invisibles una vez colocados los azulejos, los cuales presentan en la cara posterior pequeñas faltas de material que simulan los golpes del cincel, la herramienta usada originalmente para el acabado del modelo arquetípico de cerámica en el que se inspira la colección Mélange.

La modernidad de la propuesta radica no solo en la reinterpretación de un importante legado artesanal sino también en el valor tecnológico atribuido al nuevo material: su estética es deliberadamente mudable; no lo son, en cambio, sus características de resistencia, impermeabilidad, facilidad de limpieza y estabilidad del acabado y el color.

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