Salento: luz, cielo y mar se reúnen, dando vida a un ámbito natural que ilustra la tradición del habitar mediterráneo de modo único y siempre sorprendente.
Nuestros pasos se detienen ante el umbral de una casa. La puerta de madera se entreabre, empujada por la brisa, y el sol irrumpe en el interior, bañando paredes y suelos y fragmentando su percepción casi hasta alcanzar el fundido.

Más adentro y más al amparo del sol, un esquema de geometría y materia exhibe sus colores: Cobalto, Ocra, Cadmio, Pomice, densos y evocativos solo leyendo sus nombres. Juntamente con el Ambra, el Basalto, el Terra y el Talco construye, azulejo tras azulejo, el ábaco sugestivo y profundamente imaginativo de la colección Ottocento, parte de la serie Storie, al que proporciona una moderna clave de lectura de la tradición.

Nuestro refugio salentino recoge en su interior elementos bellos fabricados con esmero. Decoraciones y complementos entrelazan fibras naturales y albergan una madera algo marcada por gestos de vida cotidiana, repetidos a lo largo del tiempo, generación tras generación. El fondo ideal de estos objetos, cálido, íntimo y envolvente, lleva el trazo vigoroso del gráfico a una escala perceptiva tranquilizadora y familiar.

Cada cual puede asociarla a una tradición local y a un pasado rico y sugestivo, así como a un ambiente lleno de vida capaz de ofrecer de modo inmediato la serenidad de su índole, traducida en lenguaje de sastrería en el campo del interiorismo.

Las alfombras de la colección Ottocento, utilizables tanto sobre pared como sobre suelo, combinan con un sello interpretable a varios niveles, piezas de raíz puramente geométrica con detalles de puro cuño décor, ingredientes de una escenografía plenamente integrada en el paisaje italiano, generadora de una experiencia de inmersión en la armonía y el equilibrio de las partes.

Cada pieza, llevada a la realidad del azulejo de 20 x 20 cm, revela de cerca detalles preciosos: bordes deliberadamente imperfectos, colores intensos levemente esponjados y una superficie mate natural agradable a la vista y al tacto. La experiencia con la superficie cerámica se hace envolvente e intensa, única como la casa que la alberga.

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