Naturaleza e historia conviven en un caserío recién reformado en las colinas de Franciacorta, gracias a las superficies Realstone_Lunar.
08 Septiembre 2023
Un antiguo caserío del siglo XVII situado en Cellatica, en los collados de Franciacorta, ha sufrido una maravillosa transformación gracias a la creatividad del estudio bresciano Flussocreativo. La familia propietaria, con tres hijos, confió a los dos diseñadores, Gianfranco Di Costanzo y Daniel Facchetti, el arduo cometido de realizar una moderna morada que mantuviese viva la esencia histórica del lugar gracias a diversas medidas estilísticas.
El proyecto de reforma consistió principalmente en la reconstrucción de los forjados y los tejados, así como en la creación de una nueva escalera para conectar las dos plantas del caserío, dando lugar a un entresuelo, en el que se generó el espacio para los dormitorios de los hijos y una zona de servicio hábilmente disimulada por armarios empotrados.
La zona de día de la vivienda se configura como un fascinante triángulo que conecta el área del comedor con la sala de estar y la cocina, donde el denominador común es el pavimento que cubre toda la superficie: Flussocreativo eligió las placas de la colección Realstone_Lunar de Ragno en el acabado Beige, un gres de imitación de la piedra que reinterpreta el grafismo de la roca asfáltica, de color oscuro, con elegantes vetas capaces de crear cohesión entre los ambientes y llevar las texturas irregulares de la naturaleza al interior del hogar.
La colección Realstone_Lunar resultó ser la solución ideal también por razones prácticas: en efecto, realizada con la tecnología patentada StepWise, que garantiza una alta resistencia al deslizamiento, aun manteniendo una superficie suave al tacto, sin asperezas superficiales y, por tanto, fácil de limpiar.
Gracias al formato grande de las placas de 120 x 120 cm los tres ambientes de la zona de día se ven aún más amplios y límpidamente espaciosos, poniendo de relieve las características más encantadoras de la morada, como las sugestivas bóvedas de ladrillos antiguos de la cocina o el paisaje circunstante que “entra en casa” gracias a los enormes ventanales del comedor.
Más allá de la reforma de las partes modernas, también se restauraron con esmero, dejándolos como nuevos, los elementos históricos, como el peculiar detalle del ojo de buey presente en el pavimento del comedor, desde el que se puede admirar el antiguo pozo para la recogida del agua pluvial, que hoy día se sigue utilizando para regar la hierba del jardín, manteniendo un precioso vínculo con la historia del lugar.
Gracias a esta hábil reforma, el caserío se transformó en un espacio moderno y confortable que pone de relieve tanto los elementos históricos como la belleza impresionante de la naturaleza del entorno.
Fotógrafa: Cristina Galliena Bohman