Elegir el gres porcelánico para la cocina significa apostar por un material resistente y duradero, perfecto para afrontar los retos diarios de un área de trabajo.
¿Qué poner en la pared detrás de los fogones? El gres porcelánico, gracias a su impermeabilidad y resistencia al calor, es la respuesta perfecta; este material protege eficazmente las superficies
sometidas a salpicaduras, vapor y altas temperaturas, como las paredes detrás de la encimera o del fregadero. Además, se pueden crear revestimientos creativos eligiendo entre baldosas solo para franjas o salpicaderos verticales de cocina, para soluciones visualmente continuas o de gran impacto.
Además del resultado estético, este material garantiza una limpieza fácil: para limpiar el gres porcelánico en la cocina basta con un paño húmedo y un detergente neutro para eliminar fácilmente restos de aceite, ácidos y grasas alimentarias.
Su versatilidad lo hace perfecto también como acabado para la encimera, traseras y nichos decorativos, realzando incluso los espacios abiertos, donde funcionalidad y diseño conviven con elegancia.
Una cocina bien diseñada presenta superficies que dialogan armoniosamente entre sí. El revestimiento para la cocina en gres porcelánico se adapta perfectamente a cualquier estilo de mobiliario, garantizando coherencia entre suelos, paredes y detalles estructurales.
Las colecciones Ragno ofrecen variantes mate, brillantes o estructuradas, capaces de reflejar ambientes modernos, clásicos, minimalistas o de casa de campo, sin renunciar a la personalidad. Los revestimientos pueden combinarse fácilmente con muebles de madera, encimeras de cuarzo o acero y electrodomésticos de estilo contemporáneo, creando un sofisticado juego entre materiales y superficies.
El gres permite además jugar con los equilibrios visuales: se puede optar por un efecto tono sobre tono, que amplifica la continuidad del espacio, o crear contrastes marcados, perfectos para resaltar una pared o un elemento de acento.
La variedad de formatos ofrecida por las colecciones Ragno convierte las baldosas de cocina en una herramienta creativa para realzar cada tipo de espacio, desde el amplio espacio de convivencia hasta el pequeño rincón urbano.
Los formatos clásicos 20x20 cm son ideales para cocinas de estilo vintage o art nouveau, mientras que los rectángulos slim y las grandes losas se prestan a diseños más modernos y continuos.
Las baldosas slim, gracias a su grosor reducido, son perfectas para reformas, mientras que los formatos pequeños permiten colocaciones originales - como la de espiga - que alarga ópticamente las paredes. Mosaicos y baldosas 3D son una excelente solución para decorar nichos, encimeras o penínsulas, añadiendo profundidad y dinamismo al espacio. Las geometrías se convierten así en herramientas para definir funciones y decoraciones, incluso en los espacios más reducidos, donde cada detalle cuenta.
Las baldosas de la cocina no solo son útiles para el revestimiento, sino que con Ragno se convierten en auténticos elementos de mobiliario, capaces de aportar estilo a toda la cocina.
El gres porcelánico y la cerámica permiten numerosas combinaciones de formas, colores y texturas: desde superficies lisas y brillantes hasta aquellas matéricas y tridimensionales, cada elección contribuye a dar vida a un espacio acogedor.
Ya sea una solución moderna o una propuesta art nouveau más elaborada como las mayólicas para la cocina, las baldosas Ragno representan el hilo conductor que une funcionalidad y estética, creando combinaciones elegantes con materiales como la madera, el vidrio, el metal o el mármol.
Gracias a la versatilidad del gres y a la calidad firmada por Ragno, cada cocina puede contar una historia diferente, hecha de elecciones estéticas conscientes y materiales destinados a perdurar.
