¿Cómo está cambiando el concepto de sostenibilidad? Y ¿cómo lo vive la práctica de la arquitectura?
En el mundo de la arquitectura, la del impacto medioambiental es una cuestión que los proyectistas abordan desde hace varias décadas. Antes no se tenía demasiada conciencia sobre las consecuencias de las decisiones tomadas en este ámbito, sobre todo en lo que respecta a la forma de la arquitectura y a los materiales utilizados en la construcción. Pero esta conciencia se ha ido formando y extendiendo, al igual que el conocimiento del asunto. Si pienso en los primeros premios a la sostenibilidad, recuerdo que las obras galardonadas a menudo eran edificios con sistemas de gran rendimiento que garantizaban la eficiencia energética. Ahora estamos muy lejos de aquel concepto. El paradigma de la eficiencia se ha transformado en el de la descarbonización y se ha entrelazado con los criterios “S” y “G”. Cuantos más elementos componen el marco regulatorio, más interesante se vuelve el trabajo en torno a la arquitectura y su impacto en el medio ambiente y las personas.
¿Cómo influyen los reglamentos europeos y el impulso a la transición ecológica en la elaboración de proyectos?
El patrimonio de los nuevos reglamentos europeos está definiendo parámetros y criterios que inciden significativamente en el proceso proyectivo y en las decisiones relativas a tecnologías y materiales. En nuestro estudio, además de contar con la competencia de nuestros profesionales, recurrimos a especialistas externos que nos ayudan a definir el equilibrio correcto entre los múltiples ámbitos de la proyección, desde el tecnológico hasta el social, tratando de obtener los mejores resultados posibles en cuanto a eficiencia y bienestar para las personas que van a habitar los espacios que hemos ideado.
En la proyección, conseguir un alto rendimiento con un bajo impacto medioambiental es un proceso dinámico, una labor continua en diversos factores, en la que se da algún paso atrás para después avanzar; no se produce un avance lineal como ocurre en los procesos industriales. El proyecto evoluciona en su proceso de optimización de los factores y lo hace en continua relación con el sistema de normas y prestaciones que hay que asegurar.
¿Qué elementos de vuestra poética se pueden definir como sintomáticos de un concepto moderno de sostenibilidad?
Sin duda, la selección de los materiales; siempre hemos mostrado predilección por los materiales naturales. Por la madera, un material vivo cuya cadena de suministro, bien seguida y protegida, se regenera con calidad. La cerámica, asimismo, es un material natural, con una cultura milenaria, que podemos considerar “amigo” desde hace milenios.
Pero también nos gusta experimentar con materiales nuevos contando con la ayuda de expertos y de estudios como Transsolar, capaz de establecer un correcto equilibrio en el empleo de los materiales respetando los más estrictos parámetros de sostenibilidad.
Y además siempre hemos intentado crear una arquitectura fuertemente ligada a los lugares, también en lo que concierne a la selección de los materiales, una especie de “kilómetro cero ante litteram”. Ser sostenible también significa respetar los edificios llegados hasta nosotros, a nuestros días; han sobrevivido a grandes cambios, al paso del tiempo, a transformaciones de sus espacios interiores, por lo que merecen nuestra atención. Pensando en la casa que construí con Enric Miralles en Barcelona en el año 2000, tengo la prueba de haber realizado una operación todavía muy actual. Aceptamos completamente todo lo ya existente —un viejo almacén abandonado en el Barrio Gótico— y reutilizamos todos los materiales, incluso los más pobres: desde las cajas de madera del almacén hasta la totalidad de las baldosas existentes. En las paredes se pueden ver, debajo del papel pintado, varias capas de pintura, datadas en el siglo XVIII, y que fueron restauradas y acompañadas por inserciones de color. La cocina, con una isla central de piedra artificial, cuenta con un fregadero antiguo de mármol adosado a la pared, también restaurado, y en el fondo con un revestimiento de azulejos cuadrados de color crema con un dibujo en forma de flor en el centro, original de la época; todo ello transmite plenamente un concepto de sostenibilidad cada vez más seguido y practicado.
¿Qué obras del estudio EMBT representan mejor la complejidad del período que vivimos y la transición hacia nuevos parámetros de sostenibilidad?
No reciente, pero el Pabellón Español de la Exposición Mundial de Shanghái del 2010 era la punta de lanza de la búsqueda de una nueva idea de sostenibilidad. El innovador proyecto estructural combinaba una moderna estructura de acero con un bastidor tradicional de mimbre colocado para completar la fachada exterior. El mimbre es un material tradicional y sostenible que, para esta obra, fue reinterpretado. Cada panel, elaborado a mano, fue producido utilizando métodos tradicionales tanto de China como de España, para sellar el vínculo cultural entre ambos países.
Son muchos, además, los proyectos de renaturalización urbana en los que estamos trabajando. Entre ellos Parco del Mare, el amplio proyecto de regeneración del paseo marítimo de Rímini; se trata de una obra de recalificación urbana y paisajística que unirá el centro de la ciudad y la playa, a lo largo de nada menos que dieciséis kilómetros, a través de la naturaleza. Una intervención de recalificación que ha contemplado una estrategia de adaptación a la crisis climática: el paseo marítimo ha sido elevado ochenta centímetros para contrarrestar las entradas del mar.
También hemos trabajado de acuerdo con criterios de renaturalización en Hamburgo. Los espacios abiertos del área occidental del distrito de HafenCity representan uno de los elementos nucleares de la recalificación de la antigua zona portuaria, situada al sur del barrio histórico de Speicherstadt, que linda con el centro de la ciudad. En las áreas que en su tiempo se vieron dañadas por los bombardeos se han plantado sauces y se han creado escalinatas que llevan directamente al agua.
En último lugar, pero no por importancia, la estación de metro Centro Direzionale de Nápoles. La magnífica cobertura de madera conforma un gran tejado que crea una zona de sombra en la que cobijarse y que, junto con las nuevas zonas verdes circunstantes, ayudará a mitigar la temperatura. Se trata de un enfoque resiliente, que contempla el cambio climático como factor de todo proyecto, para convertirlo en el punto de partida de una nueva idea de arquitectura.